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miércoles, 29 de septiembre de 2010

"Caupolicán" y Walt Whitman" (Azul...)

(Ensayo de Guillermo Allende, Julieta Allende y Nicolás Cornú)

El nicaragüense Rubén Darío no es sólo una de las figuras máximas de las letras hispanoamericanas, sino también uno de los grandes renovadores de la poesía española contemporánea. Es conocido como el fundador del modernismo literario, movimiento que se complace en una poesía esteticista, llena de musicalidad y temas inspirados en ambientes refinados y elegantes.
En los diferentes poemas de Rubén Darío podemos observar cómo el poeta revela a los lectores su vida cotidiana a través de símbolos, metáforas, entre otras figuras. Para ello utiliza elementos de la naturaleza, la historia, la mitología y otras obras literarias o la ciencia. Además, compone poemas tanto para exaltar a un héroe como a un glorioso hecho nacional.
En nuestro caso haremos un análisis comparativo de los poemas “Caupolicán” y “Walt Whitman”, los cuales pertenecen a Azul.., libro con el cual Rubén Darío inicia su carrera literaria en Chile en el año 1888.
En primer lugar, compararemos la estructura de los poemas, por lo tanto se hablará de la métrica, es decir, de los caracteres técnicos que hacen a una buena comprensión de los poemas.
“Caupolicán” está compuesto por cuatro estrofas, las dos primeras tienen cuatro versos y las dos últimas,  tres versos; es un soneto que ofrece dos particularidades: por un lado, tenemos los versos son alejandrinos y, por otro, los cuartetos son  serventesios, es decir, tiene  rima consonante cruzada o alternante (ABAB). La rima es aguda sólo en los versos pares de los serventesios (2º y 4º de cada estrofa), esta rima aguda contribuye a la sonoridad brillante que caracteriza al poeta.
La acentuación, en fin, ofrece una indudable regularidad: van acentuadas las sílabas 2ª y 6ª de cada hemistiquio. Veamos, por ejemplo, los versos 1 y 10 (“es algo formidable / que vio la vieja raza”, “le vio la tarde lida / le vio la noche fría”), nos hallamos, evidentemente, con un ritmo muy marcado.
“Walt Whitman” es un poema de versos de arte mayor, compuesto por dos serventesios y dos tercetos. Es también un soneto como “Caupolicán” pero la diferencia está en que los versos son dodecasílabos. El poema presenta rima consonante pero con rima aguda en los tercetos encadenados.
Por lo hasta aquí señalado, podemos observar, en lo referido a la versificación, que Rubén Darío cuida la forma y la estructura del poema, de modo que son poemas para ser oídos y no para ser leídos.
Rubén Darío utiliza diversos recursos para convertir cada poema en una obra preciada, para que desde el punto de vista poético nos emocione y podamos disfrutarlo. Entre estos recursos se encuentran, en “Caupolicán”, la aliteración, donde con una primera lectura podemos percibir la abundancia de consonantes ásperas  como la “j” (vieja, salvaje) o la “z” (raza, maza, brazo), pero destacan aún más las “rr” (raza, robusto, aguerrido). Esta sonoridad "fuerte" contribuye a hacernos sentir esa impresión de fuerza propia de la raza y del guerrero americano.
En el  5º verso nos encontramos con un quiasmo, que es el cruce de estructuras gramaticales (“Por casco sus cabellos, su pecho por coraza”). Luego, encontramos un hipérbaton “de Arauco en la región”, donde podemos ver cómo Rubén Darío altera el orden normal de las palabras, para dar más realce a las más importantes y lograr rimas ricas y difíciles.
“Anduvo, anduvo, anduvo...” es una repetición, que se encuentra en el noveno verso, es un recurso elemental de intensificación para indicar lo inacabable de la acción. Esta misma idea de duración es lo que expresan las tres oraciones yuxtapuestas que siguen: “Le vio la luz del día,/ - le vio la tarde pálida, le vio la noche fría”; en estos versos podemos identificar una anáfora en las palabras “le vio”.
Por ultimo, en el verso final se recoge la noble actitud del héroe (“irguiose”), al que dos epítetos muestran en todo su esplendor (alta frente, gran Caupolicán). El poeta ha esperado hasta el final para darnos el nombre del guerrero, resuena grandioso.
Por otro lado, en “Walt Whitman” podemos encontrar recursos expresivos como epítetos (“y con arpa labrada de un roble añejo”), comparaciones (“bello como un patriarca”), elipsis (“Dice el águila: ¡Vuela! ¡Boga!, al marino/ y ¡Trabaja!, al robusto trabajador”) ya que es posible observar cómo se suprime una construcción (dice) que no es necesaria para el sentido del mensaje.
Otro recurso es la exclamación, que se presenta en ambos poemas, en el caso de “Caupolicán”, “¡El Toqui, el Toqui!” y en “Walt Whitman”, “¡Vuela! ¡Boga!” para enfatizar la idea de entusiasmo.
En cuanto al vocabulario el autor siempre busca expresiones específicas y que agreguen significado a las ideas. Por ejemplo, en “Caupolicán”  podemos apreciar que introduce palabras del mundo bíblico tales como “Sansón” (personaje mítico de la Biblia), personaje usado para comparar el brazo de este con el de Caupolicán, “Nemrod” (monarca mesopotámico, tirano que construyó la torre de Babel y es nombrado en la Biblia) y la palabra “aurora” (canto religioso que se entona al amanecer para dar comienzo a un festejo religioso). Además, usa palabras tales como “aguerrido” (ejercitado en la guerra), “coraza” (armadura que se utiliza para proteger el cuerpo),  “lancero” (soldado que pelea con lanza), “toqui” (título que los mapuches le daban a quienes elegían como su líder para enfrentar una guerra), “Hércules” (héroe de la mitología griega), “titán” (según la  mitología griega, raza de poderosos dioses). Todas estas palabras son utilizadas para describir la fuerza del personaje como algo excepcional y hacen referencia a la mitología grecolatina o a la Edad Media caballeresca.
Los dos primeros versos presentan al indio con el tronco a cuestas, “es algo formidable” adjetivo que hace referencia a algo grandioso, muy grande. Entonces es así, desde el principio, que vemos cómo se afirma el carácter excepcional del personaje quien luego es llamado como “campeón”, dándole un sentido militar. Al final del poema, vemos cómo la misma aurora parece ordenarlo, con una palabra que restalla con fuerza (“¡Basta!”)
Por otro lado, en el poema “Walt Whitman”, el vocabulario no es algo que se destaque, es más bien clásico, sin muchos  significados ocultos que puedan provocar una especie de alteración en la lectura del lector; probablemente esta poca relevancia que se le da al vocabulario sea porque el autor quiso centralizarse más en una sencilla descripción sin muchos significados ocultos. Pero aún así, es importante destacar palabras como “sacerdote” y “profeta” (persona que habla en nombre de Dios), palabras que hacen referencia a la Biblia y a lo religioso, y también palabras como “emperador” (título político originado en el imperio romano) que alude a la fuente de la mitología grecolatina.
Rubén Darío se destaca en muchos de sus poemas por tratar temas como el ocultismo, el erotismo, el exotismo y temas cívicos y sociales
Rubén tuvo una faceta, bastante menos conocida, de poeta social y cívico, compuso poemas para exaltar héroes y hechos nacionales, así como para criticar y denunciar los males sociales y políticos. Esto se ve reflejado en los dos poemas vistos ya que en uno se encarga de describir a un caudillo mapuche, conocido como Caupolicán y en el otro describe a Walt Whitman, poeta estadounidense que siempre se refirió a temas políticos y al realismo. Tal es la importancia que les da que en los dos casos los poemas son titulados con el nombre del héroe descripto.
Luego tenemos el exotismo, tema que se ve reflejado en “Caupolicán”. Este tema es normalmente interpretado por poetas modernistas como una actitud de rechazo a la pacata realidad en que les había tocado vivir. En general, la poesía de Darío excluye la actualidad de los países en que vivió, y se centra en escenarios remotos. Entre estos escenarios está el que le proporciona la mitología de la antigua Grecia. En este sentido, los poemas de Darío están poblados de criaturas mitológicas (Hércules).
También está el ocultismo, que abarca temas religiosos y bíblicos, presentes en los dos poemas, pero con más relevancia en “Caupolicán”, ya que en este nombran dos personajes bíblicos (Sansón y Nenrod) para compararlos con la figura de Caupolicán. Y luego en el poema “Walt Whitman” compara a Walt con la figura de un profeta, se manifiesta, por ejemplo, en la visión del poeta como un mago o sacerdote dotado de la capacidad de discernir la verdadera realidad.
Y por último, podemos decir, que en ninguno de los dos poemas se trata el tema del erotismo. Son dos poemas que se centran más en temas tales como el exotismo, el ocultismo y temas cívicos y sociales.
Estas dos poesías transmiten un sentimiento de admiración hacia dos personajes mediante la brillante exaltación de dos héroes: uno americano (Caupolicán) y otro estadounidense (Walt Whitman); a través de catorce versos y distintos recursos Rubén Darío nos deleita con dos de sus poemas más cívicos.

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